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Mostrando entradas de febrero, 2013

Contar las emociones

Hoy estaba leyendo Los hermanos Karamazov y llegué a este pasaje: Aquí debo apuntar que de esta entrevista del ermitaño con quienes habían acudido a él justo el último día de su vida, se conserva una parte escrita. … El relato se desenvuelve ininterrumpidamente, como si el ermitaño hubiera narrado su vida en forma de novela, dirigiéndose a sus amigos. Sin duda ocurrió así, porque, como se desprende del propio relato, la cosa transcurrió de manera algo distinta; aquella tarde la conversación fue general, y aunque los huéspedes interrumpieron poco al ermitaño, también hablaron, intervinieron en la conversación, quizá contaron y narraron algo de su propia vida. Esa última línea, la escena que vi, “los huéspedes también hablaron, intervinieron en la conversación, quizá contaron y narraron algo de su propia vida”, me detuvo. Yo estaba sentado en un sofá enfrente del patio, eran como las cuatro y media de la tarde, había viento, cielo despejado y sol oblicuo de verano. En la sala, mi herman