Azares, libros




Hace un par de años compré en una librería de usados de una ciudad pequeña de California Strait is the gate (Estrecha es la puerta), una traducción de una novela de André Gide. Creo que lo compré porque recordaba que Borges hablaba de él con admiración en alguno de sus textos. Cuando lo empecé a leer, en ese mismo viaje, encontré esto en las primeras líneas:

... I shall set down my recollections quite simply, and if in places thay are ragged, I shall have recourse to no invention and neither patch nor connect them...

Me gustaron esas palabras, las palabras que habían escogido para la traducción (recollections por recuerdos, ragged, no inventionneither patch nor connect); y me pareció un procedimiento genial para contar una historia, y anoté ese pasaje en un cuaderno. Pero el libro ya no lo leí. 

Al regreso del viaje, por un descuido perdí mi vuelo en México, y tuve que esperar hasta el día siguiente por el otro. Todo el trajín que siguió fue una experiencia demasiado estresante, y para la noche, yo estaba destrozado, y eso incluía andar con mi mochila, llena a reventar, de arriba para abajo. Decidí dejar algunas cosas de las que pudiera prescindir, y allí se quedaron, en cualquier lugar, varios libros, el de Gide entre ellos.

Hoy, me doy una vuelta por la Librería Roxsil, y entre las maravillas que me encuentro está nada más y nada menos que La puerta estrecha, editada por DeBolsillo. Abro el libro, busco entre las primeras líneas, y allí están esas palabras:

Escribiré pues con entera sencillez mis recuerdos, y, si en algunos puntos están hechos girones, no recurriré a la fantasía para remendarlos o unirlos...

Esto, por supuesto, es ficción; estamos ante una novela. Pero quiero ver qué novela escribe, qué historia cuenta y cómo la cuenta, quien promete usar ese procedimiento. Y sí: voy en las primeras páginas, y este es un libro que quería leer, y también un reencuentro.

Y la necesaria recomendación: vayan a la Roxsil. La selección que han traído para fin de año está a-lu-ci-nan-te, en clásicos, en contemporáneos y en novedades. Yo me he quedado pensando en varios libros de Cátedra, que son tan bonitos y que traen estudios tan chivos.

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