Autobiografía 1
Esta semana terminé de escribir
mi primera autobiografía. La hice como parte de las prácticas básicas de
escritura que Julia Cameron sugiere al final de su libro The Right to Write. Allí Cameron propone escribir nuestra
autobiografía para valorar nuestras experiencias de vida: valorarlas porque
esas son las que hemos vivido, y también verlas como material de escritura, de
nuestra autobiografía primero, y de otros textos luego, si nos surgiera
escribir a partir de ellas. Para mí, es un ejercicio para echar raíces en
nosotros mismos.
La autora propone escribir la
autobiografía así: se escribirá en doce semanas; se divide la edad de uno entre
doce, y el resultado es el número de años que uno abarcará por semana. En mi
caso, aproximando, cada semana escribí sobre periodos de tres años: de 0 a 3
años, de 3 a 6, y así, hasta el presente. (¿Qué viví yo entre los 0 y los 3 años? En toda mi vida
no había pensado en algo así. Aquí pude hacerlo, y escribir sobre eso). Por
último, Cameron sugiere hacer este ejercicio cada 5 años.
¿El resultado? Para mí, asombro
puro.
De repente, sólo por pensar que una
semana iba a escribir sobre tal época, recuperé un mar de recuerdos y
pensamientos, y tuve palabras para nombrar años enteros de mi vida que se me
habían quedado en imágenes dispersas o difusas, o que simplemente ni me
acordaba que estaban allí. De repente, es como si lo pudiera ver todo: como si
tuviera frente a mí todos los sucesos y hechos de mi vida y, quizás más
importante que eso, también la capacidad para moverme de unos a otros: para
explorar alguno en particular, y para ver, observar, comprender (a mí y a otros
que estén allí) y, en muchos casos, aceptar.
En términos prácticos, escribir las
entradas de la autobiografía no toma mucho tiempo. Yo me puse como meta
escribir como mínimo un recuerdo al día. Hubo días que escribí más, de corrido
o en distintos momentos del día; días en que sólo escribí un par de líneas (tal
vez un párrafo de unas diez líneas, que es mi mínimo básico) y días en que no
escribí. Y no hubo problema con eso; fue como un diario: lo preferible sería
escribir todos los días, pero alguna vez no escribimos un día, y no pasa nada.
Y escribí en un cuaderno
especial: un Hispasa/Conapa estrecho rayado de 70 hojas, distinto a los que hay ahora.
Este me lo regaló mi amiga Deledda Funes, que tuvo una papelería y allí lo
tenía guardado. Y supe qué tanto era una reliquia cuando Efraín Rivera
Caravantes lo vio un día y me dijo: “¿Dónde lo conseguiste? De estos ya no
hay”. Yo lo que sé es que es un formato precioso, portable y que permite una
mancha de escritura estrecha y márgenes anchos, ¡como un libro!
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El cuaderno de la autobiografía, comparado con un cuaderno rayado número 3 convencional. |
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Mancha de escritura posible aquí. ¡Esto es bellísimo! |
Así, esta semana terminé este
texto, y también un poemario nuevo. ¡Estoy tan contento con ambas cosas! Este
poemario, al igual que los anteriores, me hizo hacer todo un viaje. Y sé bien que
escribir la biografía influyó en el poemario y el poemario en la biografía. Me
siento a ver la tarde del Domingo de Resurrección (me gusta el día como un
símbolo enorme de renovación) y me siento libre, fresco, con espacio. Con ganas
de hacer cosas nuevas.
Los invito a que prueben esta experiencia. Sentirán todos los aspectos de un proceso de escritura: el
asombro, la resistencia a escribir (que se vence sin mayor complicación: poniéndose
a escribir); la libertad de escribir por el simple hecho de hacerlo, sin tener
que hacerlo “bien”; la sensación de continuidad de una narración: seguir hoy
desde donde nos quedamos ayer, sentir que estamos haciendo un relato largo y
que vamos desarrollando una trama… Y un largo etcétera.
Pero sobre todo, quien se anime
a escribir su autobiografía, o a comenzar cualquier otro proyecto de escritura
(o a retomar algo que tenga. Siempre es una buena ocasión), sentirá el gozo de
escribir, el gozo de estar haciendo algo que le gusta, algo que quiere hacer,
algo porque sí. El gozo de ser creativo, que es parte de todos nosotros y que
siempre se siente tan bien, indescriptiblemente bien.
Me alegra haber ayudado a formar un par de recuerdos.. <3
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