"Eres un escritor. ¡Escribe!"

Necesito agarrar ritmo. He dejado de escribir por un montón de razones que solo podría clasificar, con palabras amables, como bobadas, naderías puras. Y no: la cosa no puede seguir así. 
A mis alumnos de redacción les he dejado que escriban por lo menos diez líneas diarias sobre cómo ha sido su día hasta el momento. Pues bueno, voy a usar ese truco conmigo. Siento que necesito algún truco y ya que tengo este a mano, lo tomo. 
Hay una película donde la esposa le dice al esposo: “Eres un escritor. ¡Escribe!” y yo siento que eso es lo que tengo que hacer ahorita. La frase me pega, así que eso es lo que tengo que hacer.
Sé que escribir me sale. Sé que hay cosas que solo alcanzo a saber, o que solo empiezo a saber, si las escribo. Sé que por ese lado me llegan las cosas, o por lo menos varias de las cosas que considero importantes. Así que: sirvan esas o cualesquiera otras razones para volver a escribir. Sirva que escribo. Así, sin buscarle ni una pata más al gato. Sirva que hoy ha llovido y vi a una muchacha y a su mamá a quienes el paraguas se les dobló con el viento, y se rieron de eso. Y también sirvan los grillos de esta hora, los truenos a lo lejos. Que todo sirva. Lo de aquí y lo de allá, lo que se ve así nomás y lo que no se ve tan fácil. Que todo, muchas veces que todo. Que escribo y que todo. Todo.

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