Lecturas del 2023


Con un collage un tanto irregular, porque lo he armado con fotos propias y con imágenes descargadas —pero, ¿existen los collages regulares?—, quisiera comentar diez libros que leí este año. La lista sigue aproximadamente el orden en que los leí.


1. Comencé mi año de lectura con Éter, de Nancy Gutiérrez (Ojo de Cuervo, 2022). Es un libro de cuentos hiperbreves, en el que Nancy lleva un paso más allá su estilo de contar historias, que combina la condensación de hechos y sensaciones con un lenguaje sumamente poético, dando como resultado un asombro, una revelación o un golpe inesperado a cada cuento que se lee. Comparto uno de mis favoritos:

DESEOS

Borrar nuestra historia con la rapidez con que se borran las huellas en la arena.

     Detener el mar que se desborda por mis ojos.

     Silenciar a los caracoles que susurran tu nombre.


Con un libro como Éter, uno no puede evitar saber y sentir que en la narrativa contemporánea salvadoreña están pasando cosas.

2. Un proyecto de lectura de largo aliento ha sido la poesía completa de Francisco Gavidia, el primer escritor clásico de la literatura salvadoreña. Esta viene en las Obras completas de Gavidia, dos tomos publicados por la Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación en 1974 y 1976, respectivamente. Comencé esta lectura en 2014, y este año por fin la terminé. Descubrir la poesía de Gavidia me ha sorprendido y me ha dado mucho en qué pensar y bastantes preguntas. Estos pensamientos y preguntas decidieron otras lecturas de mi año. Por cierto, este próximo 29 de diciembre, es el 160 aniversario del nacimiento de Gavidia.

3. Una de las lecturas que resultó de la anterior fue El cielo de lo ideal. Literatura y modernización en El Salvador (1860-1920), de Ricardo Roque Baldovinos (UCA Editores, 2016). Este es un libro de ensayos académicos, que hace un análisis muy profundo sobre las relaciones de la literatura con la sociedad, el pensamiento y la historia del país en ese período. Leer a Gavidia me hizo querer leer más sobre el modernismo hispanoamericano, y este es un libro que analiza, desde el pensamiento actual, el modernismo y los procesos de modernización en el país.

4. Y saber sobre el modernismo me hizo, a su vez, querer saber más sobre el contexto en que había surgido, el Romanticismo. Fue así como no pude evitar comprar cuando lo vi Magníficos rebeldes. Los primeros románticos y la invención del yo, de Andrea Wulf (Taurus, 2022). Este es un ensayo basado en una investigación exhaustiva y escrito con un estilo adictivo, que se desarrolla como una narración (el fin de semana que lo compré leí un poco más de cien páginas sin sentir el tiempo). En nuestro medio el Romanticismo se asocia sobre todo al sentimentalismo, pero con este libro aprendí que tiene muy poco que ver con eso. En cambio, con el ensayo lo comprendí como el movimiento literario, filosófico y artístico del que surge buena parte de nuestra cultura actual, sobre todo la afirmación de la libertad individual y la búsqueda de la plenitud a través de la realización de esta. Otras ideas planteadas por el movimiento fueron la unidad del ser humano con la naturaleza y el cosmos y la unidad de las artes y los diversos campos del saber.

5. Y otra búsqueda de los orígenes fue Frankenstein, de Mary Shelley, en la edición ilustrada Editorial Alma. Me gustan las películas de ciencia ficción, y, también a partir de la película sobre Mary Shelley, quise leer el libro que inició dicho género. Lo que encontré no se parece en nada al Frankenstein que he visto a lo largo de mi vida en la televisión. Es un libro, aparte de lo tremendo de varios pasajes, colmado de una profunda capacidad de observación y reflexión, y muy melancólico, porque lo llena el drama que, a partir de él, entró en la cultura y en la consciencia colectiva: la creación de algo no humano (o no del todo humano) con lo que después tenemos que vérnoslas. Vi Blade Runner 2049, y allí está, hiperfuturista, la idea de Mary Shelley. Está llegando la llamada inteligencia artificial, y allí está de nuevo, de la ciencia ficción a la realidad: eso y nosotros. Un libro que escribió una muchacha visionaria entre sus 16 y sus 18 años.

6. Este año releí Cuatro cuartetos, el gran libro-poema de T. S. Eliot (Lumen, 2022), en la traducción de Andreu Jaume. El libro incluye un prólogo de este poeta y académico, para mí revelador, pues habla sobre el proceso de composición del poema. Por ejemplo, supe que los cuartetos para cuerdas de Beethoven inspiraron a Eliot para el título y para la forma del texto, en especial el segundo movimiento del cuarteto 14; cuando lo escuché, eso no correspondía a la época en la que fue compuesto, sino que eran capas de sonido superponiéndose unas a otras… Música contemporánea, o simplemente sin tiempo. Además del estudio, que en sí mismo ya es un libro, la traducción es muy buena. No dejo de promocionar Cuatro cuartetos porque, aparte de su belleza, pienso que contribuyó a ampliar el imaginario occidental con sus perspectivas sobre el tiempo, la trascendencia, el budismo y el hinduismo y, por supuesto, la poesía.

7. Con Writing as Way of Healing, de Louise DeSalvo (Beacon Press, 1999) terminé otra lectura que me llevó un par de años, porque lo comencé allá por el 2018. La autora fundamenta la práctica de la escritura como un modo de sanar de traumas, y da orientaciones detalladas para la escritura de la memoir, o memoria de una experiencia o de un periodo determinado de la vida. Ella se dedicó a enseñar escritura creativa, y se especializó en la memoir. Además, a través de este libro supe de y leí Paula, de Isabel Allende, el cual recomiendo muchísimo, advirtiendo que hay que leerlo sólo si uno se siente listo para algo MUY fuerte o si está buscando transformar —no cambiar: transformar— su vida.

8. Hablando de sanar por medio de escribir, Saudade, de Claribel Alegría (Visor, 1999) es precisamente un libro de catarsis. Claribel escribió este poemario luego de la muerte de su esposo, «Bud» Flakoll, a quien amó profundamente. Son poemas breves que expresan el dolor inmenso por esa pérdida, pero que también muestran la luz que Claribel fue encontrando poco a poco, en la vida y en la escritura. Saudade es una joyita: una expresión finísima del dolor, el amor y la esperanza.

9. Una última lectura lenta en esta lista es el Libro de sueños, una antología de sueños reales y literarios compilada por Borges. Lo compré antes de la pandemia, y lo he ido leyendo de a pocos a lo largo de estos años; dudo que lo hubiera podido, o que se pueda, leer de corrido. Los sueños, luego del trabajo de Freud y de Jung, han ido recobrando la importancia que, lamentablemente, perdieron durante siglos. Leer esta compilación de Borges, leer unos cuantos sueños antes de dormir, permite echar un vistazo en la mente de personas y personajes de todo el mundo y todas las épocas, y reflexionar sobre los sueños propios. Los sueños, los mitos, la literatura: hechos del lenguaje universal del símbolo.

10. Y una de mis últimas lecturas de este año es La biblioteca oscura, el libro de cuentos más reciente de Salvador Canjura (Los Sin Pisto, 2023). Estos cuentos, los he disfrutado y los he amado. Son cuentos sobre lectores, sobre los significados y sentidos de leer; cuentos que me recordaron lo inmenso que para mí es leer, y todo lo que puede llegar ser en la vida de alguien. Mi favorito de la colección: «La tumba de Salarrué». De niño, me leyeron Cuentos de cipotes, y el libro de Salvador me reconecta con toda la diversión, el asombro, el libre juego del lenguaje y la imaginación de esos cuentos. Un libro sobre la pasión, sobre la vida misteriosa y deslumbrante que es leer. Como dije al principio, en la narrativa salvadoreña están pasando cosas.


Que disfruten sus lecturas de fin de año. Que en el 2024 los libros nos sigan acompañando cercana, profundamente.

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