Lecturas del 2022


Para cerrar el año, comento diez de los libros que me acompañaron en este 2022. Están más o menos en el orden en que los leí.



Cómo leer literatura, de Terry Eagleton (Austral, 2019), es un ensayo que propone volver a poner atención a las cosas que forman un texto literario antes que a su contenido. Es decir, poner atención a la forma, los recursos o figuras, el ritmo, el tono, cosas que están implícitas en lo que se dice, etc. El libro puede darle mucho a estudiantes de literatura, escritores y críticos, pero también, por supuesto, a alguien a quien simplemente le gusta leer literatura. Una de las cosas que más me tocó de este libro (aparte de que es divertidísimo) es que no se debe confundir a la voz poética o la voz de un personaje con el autor real: son dos cosas distintas, y recordarlo ayuda a no cometer errores de interpretación o de crítica.



Luego, La suma de los días (HarperCollins, 2007) son las segundas memorias de Isabel Allende. El libro trata sobre la vida de Isabel después de la muerte de su hija Paula (las primeras memorias son precisamente Paula, que llega hasta ese momento), y asombra por la capacidad de la autora de hablar prácticamente de lo que sea. Un libro bellísimo y que también lo hace a uno partirse de la risa; un libro profundo, con el que uno puede comprender más la naturaleza humana a través de conocer las historias de vida de otros.



Terminé la Poesía completa de Paul Auster (Seix Barral, 2012). La comencé al final del 2019, y me acompañó en distintos momentos de la pandemia. Paul Auster, uno de los grandes escritores estadounidenses contemporáneos, fue poeta al inicio de su carrera. Defino sus dos primeras series de poemas como "poesía abstracta": poemas en los que no importa tanto que pase algo, o incluso entender qué está pasando, sino asociar los elementos y escenas del poema para llegar a una sensación o un mensaje. Creo que esto es muy difícil, y que Auster lo logró muy bien en esas series.



Otro libro personal que leí fue Maletas perdidas, de Jacinta Escudos (Los Sin Pisto, 2020). El libro reúne crónicas de viaje de varias décadas, y permite conocer a la autora, una de los grandes narradores salvadoreños contemporáneos, como cronista y columnista. Este libro enriquece el género de la no ficción en El Salvador, y brinda perspectiva: una mirada aguda y profunda de las cosas que se ven y se piensan y se sienten al viajar y al vivir en un lugar que no es el de uno. Y también: nos da perspectiva para el viaje que es la vida.



Tema libre, del chileno Alejandro Zambra (Anagrama, 2019) es un libro difícil de clasificar. Reúne conferencias, cuentos y ensayos sobre distintos temas, siendo el tema común la literatura. Me refrescó mucho leerlo; me hizo recordar cosas importantes sobre escribir, incluyendo el espíritu lúdico, que no debería ausentarse por mucho tiempo cuando escribimos.



Para conmemorar los cien años de su publicación, releí La tierra baldía, de T. S. Eliot, en esta edición: The Annotated Waste Land with Eliot’s Contemporary Prose (Yale University Press, 2006). Fue editado por Lawrence Rainey, especialista en literatura del modernismo. Este poema es uno de los textos que marcan el inicio de la modernidad literaria, y la edición es de lujo: contiene, además del libro en sí, una introducción extensa sobre la vida de Eliot y el proceso de escritura del poema, notas minuciosas sobre el texto, fotos de los lugares que aparecen en él y ensayos de Eliot de la época en que lo escribió.



El invierno soy yo (Ojo de Cuervo, 2022) es el segundo libro de la poeta salvadoreña Sandra Aguilar. Es una colección de poemas sobre todo breves, en los que Sandra sorprende de nuevo por su instinto para el ritmo y la música, además de lo contundente de sus historias, imágenes y frases. La ausencia y la pérdida son los dos hilos que originan y recorren el tejido del libro. Y es interesante poder conocer un poco de su proceso de composición: Sandra contó en la presentación que allí hay poemas de 2009 a 2020, pero que en todo ese tiempo simplemente escribió, sin proponerse hacer un libro; en la cuarentena pasó a computadora sus poemas, y descubrió que tenía un poemario nuevo. Todo ese tiempo, un libro se había estado escribiendo.



Esperé quince años para poder leer este libro: Hijas de la montaña y de la piedra, de la escritora salvadoreña Ana Escoto (Ojo de Cuervo, 2022). Este poemario fue el proyecto de escritura de Ana en el taller de poesía de La Casa del Escritor. Cuando un participante terminaba su proyecto, lo leía de corrido en una sesión del taller. Yo estuve cuando Ana leyó su libro, en 2007, y quedé impresionadísimo; guardé la sensación que me dejó todo eso que escuché. Hace unos días, compré el libro, me senté en un café, y lo leí así como aquella vez, de corrido. Fue una experiencia bien fuerte. Para describir el poemario de algún modo, tomo una de sus imágenes. Sísifo es el personaje de la mitología griega condenado a empujar una roca hasta la cima de una montaña, y una vez que llega allí, la roca ya no avanza, sino que rueda en dirección a él, y él debe recomenzar su tarea. Pues bien: las protagonistas del libro de Ana son las "Hijas de Sísifo para la derrota de la montaña".



Un libro inesperado fue El cuaderno rojo, también de Paul Auster (Seix Barral/Booket, 2012). Es una serie de historias que le sucedieron al autor, a su familia y amigos y a personas cercanas a él a lo largo de su vida, en las que se dieron coincidencias increíbles. Desde otro marco de referencia, yo identifico estas coincidencias con las sincronicidades, término que introdujo Jung en su estudio de este fenómeno, y que luego ha sido tratado o atestiguado por muchos autores, científicos incluidos. Ahora, más allá de cómo le llamemos o de si creemos o no en la sincronicidad, lo cierto es que estas historias me asombraron y me conmovieron, y me recordaron —así lo percibo yo— que estas cosas suceden, que son parte del tejido de la vida. Como dice el conductor del metro en El Sol también es una estrella, al despedirse de sus pasajeros enojados por un apagón y el consiguiente retraso del tren: "Y no olviden abrir su corazón al universo".



Y despido el año con Él, el segundo libro de la cuentista salvadoreña Georgina Vanegas (Ojo de Cuervo, 2022). La narradora (o las narradoras, según se lo quiera ver) habla de una relación que tuvo hace tiempo, pero en cada cuento lo hace desde una perspectiva distinta, que podría ser un momento determinado de la vida, pero también un sueño, una vida posterior (o una anterior) y hasta un mundo paralelo. Y la cosa se complejiza aún más cuando se van pasando las páginas de estos cuentos o relatos, y descubrimos que, en algún punto o aspecto, están conectados entre sí; forman un círculo, una red, un mundo, en el que los dos protagonistas se han encontrado y perdido muchas veces antes y volverán a hacerlo, y en el que el riesgo más grande no es que algo de eso haya pasado en la vida real, sino este: que el lector comprenda que el verdadero protagonista es él mismo o ella misma. Unos cuentos valientes, sorprendentes y desafiantes.

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