Final de una larga estación



Porque no vale la pena,
porque no vale la pena en absoluto,
guardarme estas palabras:
tenerlas alejadas del viento de la tarde
que desea volar hojas y flores.

Porque no necesitan ser palabras complicadas.
A las que vienen ahora,
como a huéspedes alegres,
como un amor esperado largamente,
les doy casa.

Porque no hay nada
en ningún sitio del cosmos ni del alma
que no sea este instante.

Porque cuando la música es presente
el corazón es corazón y canta.

Porque
de pronto,
en el último día de enero,
andando por la calle entre la luz dulce y en fuga del Sol,
siento, es decir

que ahora estoy caminando por el último día de una larga estación:
toda
mi vida de antes.


Mario Zetino
31 de enero de 2020

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