Poesía en el Jardín de las delicias

Ayer se llevó a cabo la edición XXII del ciclo de recitales poéticos "Los heraldos negros", organizado por Josué Andrés Moz, uno de nuestros poetas más jóvenes. Este recital cerraba un ciclo de lecturas de poetas nacidos entre los 80 y los 90, y era un evento singular desde su planteamiento: diez autores invitados (o sea un montón de gente), incluyendo a escritores nuevos. ¿Qué escucharíamos? Yo tenía una gran curiosidad.


Efraín Caravantes diseñó los afiches para el evento, utilizando detalles de "El jardín de las delicias", de El Bosco. Y fue muy curioso, porque varios leímos poemas en los que aparecía el Paraíso, y alguien incluso mencionó al propio "Jardín de las delicias" en uno de sus poemas. Sintonías que suceden.

El recital fue largo y disfrutable. En cada turno leímos tres poetas, con dos rondas de tres poemas cada uno. Se avisó al inicio que no había ninguna prisa, y así, nadie se puso límite en la extensión de los poemas. Hubo de todo: desde lo muy personal a lo arrobador, lo apocalíptico.


Yo participé en la primera ronda, con Vladimir Amaya e Ilich Rauda, de mi generación. Los tres nos formamos en talleres literarios. Y fue un gusto escuchar cosas nuevas, temas nuevos, estilos nuevos de estos compañeros de generación.


En la segunda ronda tuvimos una sorpresa, enorme realmente. Al centro, Nelson Alonso, de la generación de los 90, mostró una voz original, una voz poética de profeta o de cronista de la destrucción, y cerró su participación con un poema largo, largo sobre... todo. No miento: yo lo escuchaba leer y recordaba a Roger Guzmán con sus versos desmesurados y sus relatos del apocalipsis en La Casa del Escritor. Allí hay talento, y lo aplaudí con las manos levantadas.

Aquí participaron también Alberto López Serrano, con varios de sus poemas de tema y estilo griego (todo un desafío) y Erick Arévalo, también una voz nueva, que habló en uno de sus poemas sobre el cuaderno de poemas como refugio y salvavidas en nuestra realidad.


Y en la tercera ronda, Herberth Cea compartió sus poemas sobre mundos terminados. Esos poemarios que ha escrito Herberth yo los admiro y los temo. Sus influencias es evidente que no son de poetas en español, pero lo central, sus visiones, es que no son de esta vida. Entre todas sus imágenes había un libro quemado en el que estaba escrita la historia de la que él leía sólo fragmentos...

Al centro, una figura muy esperada en este recital: Lourdes Ferrufino, poeta de los 90 que vive en San Miguel. Lourdes es alguien a quien se lee en San Salvador y se la reconoce por la actividad cultural y literaria que realiza en la ciudad de oriente, desde hace varios años. Fue un lujo escucharla, y conocerla. Pude platicar con ella y hablamos sobre la centralización de la cultura en el país. Yo entiendo eso, porque soy de Santa Ana (desde donde estoy escribiendo ahorita), y la pregunta eterna es: ¿cómo cambiamos esto? ¿Cómo pueden profesionalizarse los escritores desde sus departamentos? ¿Cómo se llevan la actividad literaria y los espacios de formación desde San Salvador a otros puntos del país? Hay más gente trabajando en esto, pero hay muchísimo, realmente muchísimo qué hacer.

Y para cerrar esta ronda, otra voz nueva: Diana Castro, también de los 90. Diana partió del famoso personaje de Sylvia Plath, Lady Lázarus, y mostró en sus textos sus experimentaciones con los recursos de esta escritora estadounidense. Me encantó poder escuchar esta propuesta, pues además de que Diana contaba muy bien sus historias, nos recordó la importancia de trabajar con un maestro para desarrollar el estilo: leer, estudiar, dejarse influir por escritor a quien uno admira, hasta que se integra en la voz de uno según lo necesitamos. Cuando buscamos profesionalizarnos como escritores, esto nos da un fundamento, y da como resultado un estilo nuevo. Literalmente: una pluma nueva para escribir.

El encuentro y la música de toda esa poesía me han dejado emocionado. Como este jaguar que estaba expuesto en la Casa de la Cultura del centro, yo me quedo observando, escuchando, a la expectativa qué pasa: qué nos dirán estas nuevas voces, qué va surgiendo como la nueva poesía salvadoreña.



Fotografías: Del evento: Josué Andrés Moz; del jaguar: Tessa Bartók. Filtros míos.

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