Solsticio

En la tarde, estaba chateando con una amiga, y cambiamos un par de líneas sobre el solsticio. Me despedí y me fui a escribir un rato. Hoy quería reescribir un poema de hace algunos años, que ya había andado reescribiendo en mi cabeza. Me senté y lo que resultó fue una prueba más de cómo nuestros textos, en apariencia sólo nuestros, en realidad muchísimas veces son escritos en colaboración.


YO CABALGO HACIA EL TIEMPO

Yo cabalgo hacia el tiempo por latidos confusos,
como tratando de salir de un agua helada;
tropezándome
a veces constelaciones apagadas.

No hay fuegos a los lejos, no hay brújula,
y todos los secretos de todas las atmósferas que todavía viven
aparecen un único secreto azul corazonable
temblando el cuenco puro de mis manos.

Aquí hay velocidad,
aquí hay preguntas,
hojas
amarillas cayendo como una tormenta.

Y sin embargo la rosa de la aurora
de pronto en este claro del bosque nace y crece.
Yo cabalgo, cabalgo, mas debo detenerme
ante el prodigio. Sencillamente, debo.

Y es el instante más lejano del bosque y del silencio.
Y es el instante en el extremo del viento del solsticio
en el que todo puede ser —acerco mi mano—
estrella o sombra.



Feliz solsticio de invierno.

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