Una tarde de poesía en la END

"Art" is part of the verb "to be" --as in "Thou art truly human". To be truly human, we all have the right to make art.   --Julia Cameron
El pasado sábado 7 di un taller de poesía en la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié (me gustan mucho sus siglas: end, así, con minúscula) y quisiera escribir algunas de mis impresiones.
Primero que nada, fue un taller realmente singular, porque era para dos grupos de euritmia, arte educativo creado en el siglo pasado por el filósofo Rudolf Steiner, que en El Salvador, como menciono, se enseña y practica actualmente en la end. Los maestros,  Siebe Bloembergen y Ruth Martínez de Bloembergen, estaban organizando el taller para sensibilizar a los estudiantes sobre la poesía.
Luego había un gran desafío, al menos para mí: el primer grupo era el de los más pequeños: niños de entre 5 a 8 años. Yo nunca había trabajado la poesía con niños de esa edad, pero me animé, confiando que mi intuición completaría a mi experiencia y a mis conocimientos.
Y sí, la intuición, si confiamos en ella y hacemos todo el trabajo que esté en nuestras manos, no falla. 
Me había reunido con el maestro previamente para planear el taller, y combinando mis iniciativas y sus indicaciones, sucedió que me vi el sábado en la tarde haciendo poesía con los más chiquitos: presentándonos con cosas fantásticas que haríamos en la noche (pelear con dragones, jugar ajedrez con el gato...), riéndonos con la música de las vocales, bailando canciones-cuentos que yo aprendí hace años en los scouts, personificando objetos con sus cualidades a través de la voz, el cuerpo y los gestos. Y, con los grandes, tuvimos también la creación de poemas colectivos. Ejercicios y experiencias de los elemntos básicos de la poesía: el sonido, el ritmo y las ideas. Y por supuesto, de la esencia de la poesía: la creación.
Para mí fue una experiencia emocionante, que me dejó conmovido. Los niños que encontré eran sumamente afectuosos y creativos. Varios niños me abrazaron porque sí, y me dijeron que una de las niñas que más participó no suele hablar mucho en las clases. Entre los mayores (en el segundo grupo hubo adolescentes y adultos de diversos grupos de euritmia), encontré a personas muy desenvueltas, tranquilas y con seguridad de sí mismas. Era algo que se podía percibir. En un ejercicio de euritmia que dirigió el maestro, dialogábamos con una pareja por medio de hacer fuerza con las manos, y el actor con el que yo estaba me dijo en algún momento: "Hablá más", para indicarme que pusiera más fuerza, más presencia. Eso es educación emocional.
Es decir: fui a conocer, a presenciar y también a experimentar, un arte cuya practica permite autoconocimiento, conocimiento de los demás y desarrollo de emociones y capacidades. Me alegra muchísimo que este arte se esté enseñando en nuestro país.
Según los planteamientos de la educación artística contemporánea, en la escuela, en la materia de Educación Artística, deberíamos experimentar al menos dos artes, conocer dos dimensiones de experiencia estética, para tener una visión y una percepción amplia del arte, y potenciar nuestros procesos de humanización. Con la euritmia, descubrí un arte que combina de una manera sencilla y accesible a todos, la danza, la música, el canto, la actuación y la poesía. Y supe que las inscripciones para el curso 2018 son en enero, y que el requisito para participar es... ser humano y desear aprender, y que las artes nos siguen llevando, con sólo que nos permitamos intentarlas, muy profundo, muy alto, muy a ser felices. 

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