La literatura salvadoreña siempre ha hablado de nuestra esencia como seres humanos y de los grandes hechos históricos y las circunstancias sociales de nuestro país, y lo ha hecho, como toda buena literatura busca hacerlo, con intensidad, con pasión, con palabras desafiantes. Sin embargo, en muchísimos, en muchísimos demasiados casos, no ha llegado, y sigue sin llegar, a los lectores que buscan las palabras y viven las circunstancias de las que habla; y al no llegar a ellos, no ha podido hablarles de sí mismos, de sus propias vidas, y así ha parecido que sólo los escritores de otros lugares y épocas hablan de esto, y que los escritores salvadoreños no. Como lectores, con todo derecho podemos preguntarnos: ¿quién en El Salvador nos muestra, por medio de sus palabras, nuestra esencia como humanos, y nos recuerda quiénes somos en lo profundo? ¿Quién ha escrito o está escribiendo sobre lo que vivimos, sobre lo que vives tú que lees esto, en El Salvador, en el mundo, de hoy? Y: ¿s
Imagen: Ministerio de Cultura de El Salvador (2018) La realidad, cada vez cobramos mayor conciencia de ello, no es plana, ni lineal, ni cerrada. Pueden serlo las representaciones que hacemos de ella, pero la realidad, la realidad viva, no tiene ninguna de esas características. Esto se aplica también a la literatura, que es una parte de la vida. Así, los cánones tradicionales, que contienen el catálogo de los grandes libros que deberíamos leer, se han ampliado y transformado; se amplían y se transforman constantemente. En cada generación surgen nuevos autores que actualizan los temas universales y eternos, y, por nuestra natural curiosidad, deseamos conocer a esos autores: que nos digan palabras nuevas y cercanas; que nos den fuego, fuerza, esperanza; que nos hablen mirándonos a los ojos y diciéndonos: «No estás solo». Siempre surgen nuevas formas de hacer literatura, y también de comprenderla. La literatura no deja de moverse y de cambiar, como la vida, como nosotros. Y lo que qu
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