Una reflexión sobre la literatura salvadoreña
La literatura salvadoreña siempre ha hablado de nuestra esencia como seres humanos y de los grandes hechos históricos y las circunstancias sociales de nuestro país, y lo ha hecho, como toda buena literatura busca hacerlo, con intensidad, con pasión, con palabras desafiantes. Sin embargo, en muchísimos, en muchísimos demasiados casos, no ha llegado, y sigue sin llegar, a los lectores que buscan las palabras y viven las circunstancias de las que habla; y al no llegar a ellos, no ha podido hablarles de sí mismos, de sus propias vidas, y así ha parecido que sólo los escritores de otros lugares y épocas hablan de esto, y que los escritores salvadoreños no.
Como lectores, con todo derecho podemos preguntarnos: ¿quién en El Salvador nos muestra, por medio de sus palabras, nuestra esencia como humanos, y nos recuerda quiénes somos en lo profundo? ¿Quién ha escrito o está escribiendo sobre lo que vivimos, sobre lo que vives tú que lees esto, en El Salvador, en el mundo, de hoy?
Y: ¿son la esencia, el universo interior (la psique, las emociones, los sentimientos...) y las circunstancias temas excluyentes entre sí? Y: ¿cuáles son realmente El Salvador y el mundo de hoy? Y: ¿todo testimonio debe ser, necesariamente, retraumatizante, para quien lo escribe y para quien lo lee? ¿No puede ser liberador y humanizador al elaborarlo por medio del proceso de escritura literaria y al significar este proceso una experiencia estética (es decir una experiencia de sentir, de volver estas palabras artísticas, metafóricas, y no sólo catárticas) para quien lo escribe, y por lo tanto propiciar una experiencia estética para quien lo lee? Y también: ¿todo es destrucción en este momento?
Y: ¿son la esencia, el universo interior (la psique, las emociones, los sentimientos...) y las circunstancias temas excluyentes entre sí? Y: ¿cuáles son realmente El Salvador y el mundo de hoy? Y: ¿todo testimonio debe ser, necesariamente, retraumatizante, para quien lo escribe y para quien lo lee? ¿No puede ser liberador y humanizador al elaborarlo por medio del proceso de escritura literaria y al significar este proceso una experiencia estética (es decir una experiencia de sentir, de volver estas palabras artísticas, metafóricas, y no sólo catárticas) para quien lo escribe, y por lo tanto propiciar una experiencia estética para quien lo lee? Y también: ¿todo es destrucción en este momento?
Si los libros salvadoreños que nos hablan de esas cosas no circulan en las grandes librerías y nosotros sentimos sed por conocerlos, pues hay que movernos a las librerías pequeñas (donde sí se encuentran algunos de esos libros), a los sitios web, a las revistas virtuales, a las editoriales, a las páginas de Facebook donde se habla de estos temas; a los propios autores (que pueden mostrarnos su obra y contarnos de más personas que están escribiendo sobre estas cosas), y, por supuesto, con todo derecho hay que movernos a nuestras propias manos, para escribir sobre estas cosas, para escribir sobre esto nosotros.
Nota del 15 de noviembre
Para mayor información sobre temas como la producción literaria salvadoreña contemporánea, su difusión y su consumo, recomiendo la excelente investigación de Tania Pleitez Vela Literatura. Análisis de Situación de la expresión artística en El Salvador (Fundación Accesarte, 2012), que se puede descargar aquí.
Nota del 15 de noviembre
Para mayor información sobre temas como la producción literaria salvadoreña contemporánea, su difusión y su consumo, recomiendo la excelente investigación de Tania Pleitez Vela Literatura. Análisis de Situación de la expresión artística en El Salvador (Fundación Accesarte, 2012), que se puede descargar aquí.
*Imagen: pintura del artista salvadoreño El Aleph. Tomada de la página de Facebook del artista. Enlace aquí.
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